í‰STE ARTíCULO ES GENTILEZA DE MI GRAN AMIGO EL PERIODISTA JOAN TARRASÓN
El 5 de noviembre de este año, la actriz británica Vivien Leigh habría cumplido 100 años. Por suerte, ni el viento ni el paso del tiempo se han llevado el recuerdo de una actriz que cautivó al mundo entero con su inolvidable papel de Escarlata O’Hara. Desde 1939 ya nadie pudo desvincular su imagen del personaje de Lo que el viento se llevó, sin dudad el papel más notable de la historia del cine, con una interpretación magistral que le valió su primer Oscar (el segundo lo consiguió en 1951 por Un Tranvía llamado deseo).
Sin embargo, tan desdichado como el destino de aquella heroína sureña fue la propia vida de Vivien Leigh, que por un trastorno de bipolaridad mal diagnosticado fue sometida a tratamientos de electroshock y que falleció finalmente de tuberculosis con tan solo 54 años.
Con motivo del centenario del nacimiento de la actriz aprovecho para presentaros un artículo sobre la película que la llevó a lo más alto y que asimismo supone un film clave de la época dorada de Hollywood y de su sistema de estudios.
LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ, PARADIGMA DEL SISTEMA DE ESTUDIOS
El sistema de estudios de Hollywood
Durante los años 30 y 40, la época dorada de Hollywood, se forjó un sistema de estudios que constituyó el origen de la posterior hegemonía del cine norteamericano. Todo comenzó en 1908 cuando diez importantes fabricantes de equipos cinematográficos se unieron para formar la Motion Picture Patents Company (MPPC) y se aprovecharon de su poder de monopolio para imponer el pago de tarifas a productores y exhibidores. Con la finalidad de obtener ingresos adicionales, unos años después, la MPPC compró su propia distribuidora, con la cual cosa conseguía controlar la industria. Pero el monopolio fracasó acusado de violar la legislación monopolística.
Es en este periodo de crisis de la MPPC cuando empiezan a aparecer las grandes empresas cinematográficas. En la primera década del siglo XX se fundaron las más importantes empresas de cine norteamericano como la Universal Pictures, la Fox Film Corporation, La United Artists, la Warner Bros., la Columbia, la Paramount, la RKO o la Metro Goldwyn Mayer (MGM), que sufrirán importantes transformaciones al fusionarse con otras empresas dedicadas a la exhibición y la distribución.
Gracias a la integración vertical de todo el proceso creativo de los films, que permitía controlar la producción, distribución y exhibición, estos estudios dominaron el panorama mundial de la industria cinematográfica.
Durante la era de los estudios, el oligopolio de las ocho empresas produjo casi tres cuartas partes de todos los largometrajes norteamericanos. A pesar de ello, las grandes compañías no pudieron evitar que diferentes productores, actores y directores independientes, con estudios y financiación propia intentasen sacar sus películas adelante. Este es el caso del productor David O. Selznick que consiguió la quimera de llevar al cine la novela de Margaret Mitchell, Lo que el viento se llevó. Pero el sueño de O. Selznick era caro y finalmente tuvo que pedir ayuda a uno de los grandes colosos de los estudios norteamericanos, la MGM, donde había comenzado su carrera.
Lo que el viento se llevó, obra cumbre del sistema de estudios
Lo que el viento se llevó es, probablemente, uno de los films que más páginas ha llenado en toda la historia del cine aunque no siempre estas hayan estado vinculadas a los aspectos esencialmente cinematográficos, sino a descubrir el complicado y laborioso proceso de gestación de una obra irrepetible. La historia de la preparación y el rodaje de esta superproducción (antes de que se usara este término) es tan apasionante como el propio film.
Lo que el viento se llevó es el paradigma del sistema de estudios y el más evidente ejemplo del concepto de producción de Hollywood durante esta época dorada. Un sistema en el cual se combinaban las perspectivas comerciales con la búsqueda de una calidad excelente en los apartados artísticos. La larga gestación del film da muestra de ello. La infinidad de escritores que pusieron su talento al servicio del guión o el minuciosos casting para encontrar a la actriz más adecuada para interpretar a la gran Escarlata O’Hara (Joan Crawford, Barbara Stanwyck y Paulette Goddard fueron descartadas), son un ejemplo de que todo lo que deviene en esta película tiene su base en la extraordinaria capacidad de un grupo de personas para dar lo mejor de sí mismas.
Cuando pensamos en las grandes obras de la historia del cine solemos decir que es una película de un determinado director pero Lo que el viento se llevó, que tuvo hasta siete diferentes (entre ellos Sam Wood, George Cukor y Victor Fleming) es la obra cumbre de toda una industria, la obra maestra de un productor y de un equipo de artistas con un objetivo común: Hacer uno de los mejores films de la historia del cine.